Los dirigentes del AC Milan estuvieron reunidos en Nyon hace dos semanas con ejecutivos de la UEFA en un intento desesperados de convencer a los directivos del máximo organismo de europa de la viabilidad de un proyecto que camina en el abismo. Marco Fassone, actual consejero delegado del Milán, no convenció a casi nadie.
La charla, los argumentos, y los papeles que presentaron al equipo que preside Aleksander Ceferin, no convencieron para nada por la sede del máximo organismo del futbol europeo y el equipo italiano, a la espera de lo que se decida el comité de disciplina se enfrenta a una sanción que podría significar su exclusión de las competiciones europeas.
En la UEFA sonaron las alarmas cuando el club italiano se gastó cerca de 200 millones de euros en el verano para reforzar al equipo. Las operaciones no son nada claras y desde Nyon piden papeles y garantías.
La UEFA pide confirmar mediante papeles y garantías que primero el cambio de poderes de Fininvest, la empresa de Berlusconi dueña del Milán y la compañía China Rossoneri Sport Investment por 740 millones de euros y luego los fichajes de jugadores hayan sido realizados en base a una realidad financiera, algo que no parece ser así y que por lo tanto no cumplen con las normas del Fair Play Financiero.
Todas las inversiones hechas por el Milán están basadas en éxitos deportivos, con presencia en la Champions League como principal aval, algo que no garantiza para nada la solvencia económica del proyecto.
Además en los últimos días han salido rumores de que el dueño del Milan, el chino Yonghong Li, no es el empresario que parecía ser. The New York Times afirmó que su supuesta empresa minera no está a su nombre y que, además, no es reconocido como un hombre de negocios en su país y su cuenta corriente no tiene tanto dinero como parecía.