San Diego.- En una suite del hotel Delano en Las Vegas durante las Reuniones Invernales del 2018, estaba creciendo la frustración entre los miembros de la directiva de los Padres. No les gustaban los precios de algunos tercera bases que no eran precisamente estrellas. Y el mercado de cambios se estaba moviendo más lento de que de costumbre, además.
Así que una noche, ya tarde – o pudo ser de madrugada, los detalles no están claros – el gerente general A.J. Preller llamó al gerente general asistente, Josh Stein, con una idea dolorosamente obvia.
“Mejor firmamos a Machado”, dijo Preller.
Y, realmente, fue allí cuando empezó esto. Todo esto.
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La noche de este viernes, los Padres reciben a los Dodgers en el Juego 3 de la SDLN, el primer juego de postemporada en San Diego con fanáticos presentes en 16 años. Y vale la pena preguntarse: ¿Hubiese sido esto posible sin Manny Machado?
En lo que ha sido una temporada llena de turbulencias para los Padres, Machado ha sido la fuerza estabilizadora. Ha protagonizado la que sin duda es una de las mejores temporadas en la historia de los Padres, liderando a la Liga Nacional con un fWAR de 7.4, gracias a una línea de .298/.366/.531 combinada con su usual defensiva de Guante de Oro. El último Padre con un WAR más alto – Ken Caminiti en 1996 – fue el último Padre en ganar el JMV.
Los compañeros de Machado insisten en que esos números solo cuentan la mitad de la historia. Cuando Machado sufrió una horrible lesión de tobillo a finales de junio, en el equipo temieron que podría perder meses. Regresó en 10 días. Machado jugó lesionado, y sus números sufrieron un bajón – su OPS de .694 en julio fue de lejos el peor suyo en cualquier mes. Pero con el dominicano Fernando Tatis Jr. en la lista de lesionados y los refuerzos de mitad de temporada todavía por llegar, los Padres necesitaban hasta la última gota de lo que Machado pudiera darles.
Luego, a principios de agosto, San Diego recibió al dominicano Juan José Soto, Josh Hader, Josh Bell y Brandon Drury antes de que venciera el plazo para hacer cambios. Hacer tantos movimientos a mitad de año puede sacudir a un clubhouse, pero Soto dijo que siempre se sintió bienvenido.
“Manny es la persona más importante, porque es como el capitán del equipo”, dijo Soto. “Así que, si el capitán te hace sentir cómodo, eso es algo bien grande. Simplemente me estaba diciendo cómo funcionaban las cosas y qué teníamos que hacer. Yo pienso que estuve de acuerdo con todo lo que estaba pasando, y me sentí bien con eso”.
Los Padres, oficialmente, no tienen un “Capitán”, pero que nadie se equivoque: es Machado.
“Él es nuestro líder”, dijo el abridor del Juego 3, Blake Snell. “Es el muchacho al que todos siguen”.
Y añadió el manager Bob Melvin: “Es, por decirlo de alguna forma, el hombre en el clubhouse… Ya ser el jugador a seguir en el terreno y tener que producir es difícil. Y es todavía más difícil ser esa persona dentro del clubhouse. Y él lo hace igual a como lo hace en el terreno, con una tremenda facilidad”.
En la temporada muerta 2018-2019, pagaron un precio bien elevado por sus servicios. Aquellos no eran estos mismos Padres. Acababan de completar su octava campaña seguida con récord perdedor. Habían invertido dinero extendiendo el contrato de Wil Myers y firmando a Eric Hosmer, pero nunca – en toda su historia – habían firmado a un jugador como Machado.
En los meses que siguieron a aquella decisión de Preller en las Reuniones Invernales, los Padres se pusieron a trabajar. Los propietarios autorizaron ir por Machado, y a mediados de febrero firmó un contrato por 10 años y US$300 millones, en su momento el acuerdo más jugoso para un agente libre en la historia del deporte profesional en Estados Unidos.
Melvin, quien para entonces dirigía a los Atléticos, tomó nota.
“Recuerdo los años y los dólares y que dije, ‘Wow’”, comentó Melvin. “Pero para eso es que uno paga. Cuando te fijas en un contrato a largo plazo como ese, realmente nunca estás seguro de qué pasará. Pero lo que ha hecho aquí, lo que sigue haciendo y lo que ha hecho este año, ya después de varios años del acuerdo, tiene que ser de los mejores contratos que hay por ahí”.
“En el momento dices, ‘Wow, ¿cómo es que alguien puede realmente producir a ese nivel?’ Pero él ciertamente lo ha hecho”.
A cuatro años de la firma, los Padres son el equipo de Machado. Y, de golpe, este luce como el momento de Machado. Los Padres llegaron a la SDLN como el equipo pequeño que iba a enfrentar al club con más triunfos en todo el béisbol. Si en algún momento necesitaban al Manny nivel-JMV, era ahora.
“Nosotros sabemos que ellos son los campeones de la división”, apuntó Machado. “Tienen el mejor récord del béisbol. Jugaron muy bien contra nosotros todo el año. Pero al final del día, nosotros vamos a competir. Vamos a dejarlo todo en el terreno”.
Cuando San Diego perdió el Juego 1, el dominicano y miembro del Salón de la Fama, David Ortiz, dijo que los Dodgers eran el “papá” de los Padres durante una transmisión de televisión para todo Estados Unidos. Luego, una noche más tarde, Machado prendió la pizarra con un jonrón en el primer inning ante Clayton Kershaw. Vio volar la pelota hasta que cayó en los asientos del jardín izquierdo y luego volteó a ver hacia el dugout de los Padres. El mensaje estaba claro: Aquí estaba él. Y aquí estaban ellos.
Después de irse de 5-2 con un jonrón, un doble y varias jugadas brillantes con el guante en la victoria de los Padres en el Juego 2, Machado le mandó un mensaje de texto a Ortiz, quien dijo al aíre que el estelar antesalista de los Padres le había respondido con unas simples palabras: “¿Y ahora qué?”
Antes de llegar a la agencia libre cuatro años atrás, Machado había disputado la postemporada del 2018 con los Dodgers. Su experiencia fue bien distinta. Bateó apenas para .227 y creó más titulares por sus controversias que por su juego.
Eso ahora luce como historia lejana. Si Machado fue una presencia volátil aquel octubre, siente precisamente lo contrario en el 2022: la figura que da estabilidad a un equipo empeñado en sorprender al mundo del béisbol.
“Uno sencillamente va cambiando”, dijo Machado sobre aprender de sus experiencias previas en los playoffs. “Esa es la naturaleza humana. Aprendes de tus errores, aprendes de lo bueno y de lo malo. La clave es evolucionar”.
Fuente: Las Mayores
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