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Desigualdad en el Reconocimiento al Mérito en el Béisbol de la República Dominicana

Por Miguel Batista

Desde el comienzo de mi carrera como jugador profesional de nuestro pasatiempo dominicano siempre he pregonado por la justicia en el deporte, tanto a nivel laboral como institucional.

En mis 32 años como miembro y colaborador de los sindicatos del béisbol he logrado ver la evolución de nuestros jugadores en muchos aspectos, tanto a nivel nacional como internacional, pero no está de más enfatizar que en muchos renglones aún nos falta nivelar la balanza.

Con el paso del tiempo hemos podido notar que se ha puesto en tela de juicio la interpretación del derecho constitucional en el deporte de la República Dominicana, digo esto, porque nuestra constitución en su última reforma del año 2015 en su artículo 39 defiende la igualdad entre las partes y declara de forma precisa que todas las personas “reciben la misma protección y trato de las instituciones, autoridades y demás personas y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades.” Sin embargo, en el ámbito del béisbol de nuestro país, esa no ha sido la realidad.

A la inmortalidad en el deporte de la República Dominicana se han exaltado atletas que han esperado un largo tiempo por su reconocimiento, lo cual es un derecho de interpretación que descansa en la decisión de los votantes, pero lo que nunca lo será es la evasión a la igualdad sin importar las consecuencias.

En pasadas ceremonias se han exaltado jugadores que han tenido conflictos con la justicia, lo cual está en contra de lo que establece el Reglamento 156 de aplicación de la Ley 85-99 que rige de forma directa la exaltación a la inmortalidad, la cual en su artículo 3 acápite C) y el artículo 6 dicta lo siguiente: “La Comisión Evaluadora podrá cancelar la condición de “ex glorias del deporte nacional” en caso de que el deportista haya cometido delitos comunes que afecten su integridad moral y social, previamente comprobados y sancionados mediante sentencia judicial.”

El problema que hoy encontramos se fermenta en que otros atletas con mayores méritos en el deporte no han alcanzado la inmortalidad tras ser segregados por el comité de votantes por alegadas violaciones al artículo 3 acápite C de la citada Ley 85-99.

Ojo, aclaramos y dejamos de ante mano establecido que en ningún momento insinuamos o exponemos que haya favoritismo en las exaltaciones del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, ya que todos los exaltados son merecedores de dicho reconocimiento, sin embargo, entendemos que hay una ponderación errónea de los derechos fundamentales que gobiernan nuestra sociedad y que el deporte no está excluido de sus normativas.

Con relación a lo anterior, Pedro Guerrero (La Negra Pola), que sin lugar a dudas para todos aquellos que estamos familiarizados con el deporte del béisbol, es una de las figuras más grandes y emblemáticas que ha dado este deporte en la República Dominicana; Primer jugador nativo en obtener el premio de MVP de una Serie Mundial (en 1981) y primer jugador latinoamericano en firmar un contrato millonario en la historia de la MLB, son parte de los grandes méritos que obtuvo en su productiva carrera de 15 años en las mayores y la razón por la que muchos estamos seguros que los Dodgers de Los Ángeles plantaron en suelo quisqueyano la primera escuela formal de reclutamiento de talentos para las Grandes Ligas en el año 1987.

Guerrero ha sido injustamente valorado por quienes en su capítulo II, artículo séptimo, de los estatutos que rigen el Pabellón De La Fama tienen en sus manos la facultad para elegir a los inmortales “El Comité Permanente; 2) El Comité de Veteranos; y los cronistas deportivos.”

En el caso contra Guerrero, los representantes del Pabellón sustentan que luego de su retiro fue acusado en 1999 por tratar de comprar 33 kilos de cocaína en los Estados Unidos de América, cargos de los cuales fue absuelto 3 años después por la corte bajo el concepto de “bajo coeficiente intelectual” luego que el mismo agente encubierto del FBI testificara a su favor.

De acuerdo a declaraciones anteriores de sus pasados y presentes directivos, como las expresadas en la página https://www.deporvida.net/ el 16 de octubre del 2016, quien en su momento regía como director del pabellón, expresó lo siguiente “Pedro Guerrero tiene su propia historia que contar. No es una exclusión particular, es conducta que debemos preservar.”

El problema con esas declaraciones más el desempeño histórico que han mostrado las exaltaciones de algunos atletas exaltados al pabellón reside en que, además que son contrarias a la Ley y su reglamento de aplicación pone a Pedro Guerrero en un estado de desigualdad.

Vistas las normativas reglamentarias y echando un vistazo a pasadas exaltaciones del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, encontramos que en 1978 un atleta dominicano fue exaltado luego de haber sido encontrado culpable de evasión de impuestos en 1970 en los Estados Unidos; en el 2010 fue exaltado otro de sus miembros que tres años después estuvo acusado por el Estado dominicano de lavado de activos en un caso de secuestro y asesinato.

Así mismo, en el 2016 fue exaltado otro atleta que se había declarado culpable de violación a una menor en los Estados Unidos en 1989 y el cual fue a prisión por un corto periodo de tiempo. De igual manera, en el 2018 fue exaltado otro de sus miembros luego de que enfrentó en el 1999 una orden de deportación y cargos por violencia doméstica por golpear salvajemente a su entonces esposa, quien se encontraba en estado de embarazo. En el 2021 fue exaltado otro jugador luego de que, en septiembre del 2004, fue detenido por las autoridades de Estados Unidos al conducir en estado de embriaguez y a exceso de velocidad por segunda ocasión.

El problema que hoy enfrentamos radica en que si Guerrero nunca tuvo una sentencia en su contra (como lo que exige el artículo 6 del reglamento 156), no ha sido exaltado al Pabellón de La Fama luego de 32 años de su retiro del béisbol profesional, se interpreta que hay una mala interpretación a los principios constitucionales que rigen nuestra nación de acuerdo al artículo 6 de la ley 137-11 del Tribunal Constitucional y la Constitución Dominicana en sus artículos 69 numerales 3, 5 y en su artículo 40 numeral 13. En el entendido de que nadie puede ser juzgado por lo que la ley no lo condena, ni ser juzgado dos veces por la misma causa y que todos somos iguales ante los ojos de la ley.

En defensa de la causa de Guerrero se han pronunciado ya varios comunicadores dominicanos y grandes leyendas del béisbol como Manuel Mota, quien en reiteradas ocasiones ha dicho: «con el respeto que me merece el señor Luis Sheker Ortiz y los demás miembros del Comité de Exaltación del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, entiendo que Pedro Guerrero hace tiempo debió ser exaltado. Reitero, Pedro tiene méritos de sobra para ello, él pertenece a esa élite»

En cuanto al principio de igualdad, nuestra más alta corte se ha referido varias veces al respecto, estableciendo: “Este tribunal ha precisado que el principio de igualdad, configurado en el artículo 39 de la Constitución, implica que todas las personas son iguales ante la ley y, como tales, deben recibir el mismo trato y protección de las instituciones y órganos públicos.

Este principio, junto a la no discriminación, forma parte de un principio general que tiene como fin proteger los derechos fundamentales de todo trato desigual fundado en un acto contrario a la razón o cuando no existe una relación de proporcionalidad entre los medios utilizados y el fin que se persigue. [Sentencia TC/0119/14, día 13 de junio, 2014].

A pesar de que en nuestro país reina el sistema de justicia rogada en el ámbito penal, quienes estamos a favor de Pedro Guerrero no imploramos justicia, exigimos justicia, ya que él cumple con todos los requisitos y normativas tanto de la Ley 85-99 y su reglamento de aplicación Núm. 156-00 que rigen el Pabellón de La Fama y la exaltación a la inmortalidad.

Es mejor pensar, que ofender, dice El Poeta de Quisqueya y a la hora de evaluar a nuestros atletas muchos de nosotros debemos recordemos las sabias palabras de Santo Tomás de Aquino “Justicia sin misericordia es crueldad”

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