Mike Clevinger llegó al juego de los Indios el miércoles sabiendo lo apretado que estaba la lucha por la cima en la División Central de la Liga Americana. El derecho puso de su parte para dar lo mejor de él en el partido contra los punteros Mellizos.
Clevinger batalló en las primeras dos entradas, pero al final tiró 6.0 innings de dos carreras y seis ponches para ayudar a Cleveland a derrotar por 6-3 a Minnesota en el Progressive Field.
La meta de Clevinger podía ser enfocarse únicamente en el juego, pero no fue tan sencillo. Una persona conocida por su personalidad positiva (con el apodo “Sunshine”) se vio mucho más reservada en los pasillos del estadio. La última vez que había estado junto a sus compañeros de equipo, se había sostenido una conversación sobre la confianza que él había quebrantado cuando Clevinger y Zach Plesac rompieron los protocolos del club el 8 de agosto en Chicago.
“Normalmente, Clevinger llega y choca los cinco con todo el mundo”, dijo el manager temporal de los Indios, el puertorriqueño Sandy Alomar Jr. “Se vio más callado. Quería procurar ser aceptado por los muchachos. No sé si llevó eso al montículo en el primer par de innings, pero después de un tiempo, se calmó y fue el mismo de siempre. Pero los muchachos hicieron un buen trabajo a la hora de aceptarlo aquí”.
“Ando por un hilo bien fino ahora mismo, como debe ser”, expresó Clevinger. “Estoy asegurándome de contribuir y de no ser una distracción”.
Cuando se supo que Clevinger había viajado en avión con el equipo–después de que él y Plesac salieron a compartir con amigos y familiares y que el segundo fue enviado de vuelta a Cleveland vía automóvil—los otros integrantes de los Indios hicieron saber al primero que había cometido un gran error.
“Vi la decepción con los muchachos”, dijo Clevinger. “Estuve decepcionado conmigo mismo, en el sentido de que no les dejé saber antes de volver…fue difícil aceptar que tomé una decisión bien egoísta”.
El equipo necesitaba confiar una vez más en Clevinger y Plesac. Después de aquella reunión con la conversación sobre la violación de los protocolos, se decidió que lo mejor era enviar a ambos al campamento alterno de los Indios en Lake County, Ohio. Ese movimiento hizo que Clevinger valorara cada día en las Grandes Ligas.
“Los muchachos tienen buenas actitudes”, dijo Clevinger al referirse al campamento alterno de Cleveland. “Nos ayudó a mí y a Zach en nuestro ánimo, ver cómo esos muchachos se esfuerzan desde primeras horas de la mañana y por la tarde con una sonrisa. Te pone humilde y te hace recordar lo afortunado que eres de estar aquí”.
Fuente: Las Mayores
