En una noche mágica en el Dodger Stadium, el zurdo estelar de los Dodgers de Los Ángeles, Clayton Kershaw, inscribió su nombre con tinta dorada en los libros de historia de las Grandes Ligas al convertirse en el vigésimo lanzador en alcanzar los 3,000 ponches de por vida en MLB.
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El hito llegó durante la victoria 5-4 de los Dodgers sobre los Medias Blancas de Chicago. Kershaw alcanzó la cifra histórica en la sexta entrada, cuando ponchó al antesalista Vinny Capra con su lanzamiento número 100 de la noche, que también fue el último antes de salir del montículo entre una ovación atronadora por parte de la afición angelina.
“Sabía que estaba cerca, pero no quería pensar mucho en eso. Cuando vi a todos ponerse de pie, fue un momento muy especial”, comentó Kershaw tras el juego, visiblemente emocionado. “Este logro no es solo mío, sino de todos los que han estado a mi lado durante estos años”.
A sus 37 años, Kershaw se une a una élite de leyendas del béisbol como Nolan Ryan, Randy Johnson, Pedro Martínez y Greg Maddux, consolidando aún más su legado como uno de los mejores lanzadores de su generación. Desde su debut en 2008, el tres veces ganador del premio Cy Young ha sido sinónimo de excelencia y consistencia en la lomita.
El zurdo terminó la noche con una línea de 6 entradas lanzadas, 7 ponches, 4 hits permitidos y 2 carreras limpias, mostrando que aún tiene gasolina en el tanque y la capacidad de dominar a los bateadores.
Kershaw es uno de los cinco lanzadores que han registrado más de 3,000 ponches con un mismo equipo, uniéndose a John Smoltz (Bravos), Carlton (Filis), Bob Gibson (Cardenales) y Walter Johnson (Senadores de Washington). De ese grupo, solo Kershaw, Gibson y Johnson registraron todos y cada uno de los ponches de su carrera con el mismo uniforme.
Los Dodgers, por su parte, lograron resistir una reacción tardía de los Medias Blancas para sellar una ajustada victoria, en una noche que quedará grabada por siempre en la memoria de los fanáticos gracias a la histórica actuación de su ídolo.
Con este logro, Kershaw no solo reafirma su estatus como futuro miembro del Salón de la Fama, sino que también añade otro capítulo memorable a su ya ilustre carrera.
