“Una victoria increíble y una pérdida horrible al mismo tiempo”, resumió por su parte su técnico Steve Kerr
Los Golden State Warriors dejaron el Scotiabank Arena de Toronto con sensaciones encontradas: ganaron a los Raptors 106-105 y continúan con vida en la Final de la NBA pero perdieron por el camino a Kevin Durant con una lesión en el tendón de Aquiles.
“Kevin tiene una lesión en el tendón de Aquiles. No sabemos la extensión de la misma. Se le hará una resonancia mañana”, confirmó con lágrimas en los ojos el mánager general del equipo Bob Myers visiblemente emocionado.
“Una victoria increíble y una pérdida horrible al mismo tiempo”, resumió por su parte su técnico Steve Kerr.
Los Warriors dominaron la mayor parte del encuentro aunque tuvieron que remontar seis puntos en contra en los últimos tres minutos para acabar haciéndose con el triunfo y trasladar ahora la eliminatoria a su sede de Oakland para el sexto enfrentamiento, el jueves.
Kyle Lowry tuvo la victoria en sus manos para Toronto con un lanzamiento esquinado sobre la chicharra pero Draymond Green desvió ligeramente la pelota.
Antes, dos triples de Klay Thompson y otro de Stephen Curry le dieron la vuelta a un 103-97 para los locales, que acariciaron el triunfo y el primer anillo de su historia que de momento tendrá que esperar.
Curry terminó con 31 puntos y Klay Thompson con 26 mientras que por los canadienses Kawhi Leonard se lució con 26 unidades y el pívot español Marc Gasol con 17 y ocho rebotes.
“Ganar o morir. La segunda mitad no fue bonita pero simplemente anotamos nuestros tiros”, resumió Curry tras la contienda.
Auge y caída
Con Durant sobre la pista, todo era posible. Los Warriors buscan ser el segundo equipo en remontar un 3-1 en contra después de que los Cleveland Cavaliers de LeBron James fueran los únicos en hacerlo en 34 ocasiones precisamente ante Golden State en 2016.
Así, con energías renovadas y el ánimo por las nubes, los actuales campeones mostraron desde el comienzo que iban a hacer todo lo posible por alargar la serie. Primera misión: salir con vida de Toronto.
Segunda: triunfar en casa y poner contra las cuerdas a sus oponentes en el séptimo y definitivo. Ya cumplieron con la primera parte.
Durant comenzó con 11 puntos en los 11 minutos que estuvo sobre la pista y Curry y Thompson bombardearon una y otra vez el aro local con una gran efectividad desde la larga distancia.
Solo Gasol oponía resistencia.
Con el regreso de Durant, los Warriors encontraban más espacios, los Raptors no sabían en quién fijarse y los visitantes lideraban el marcador por seis tras el primer cuarto (34-28). Habían terminado el cuarto partido con solo 92 tantos y, en un solo periodo, ya se habían mostrado más cómodos en ataque que en toda la eliminatoria. Junta.
De los 34, 31 habían sido obra de Curry, Thompson o Durant. Entonces, tres minutos después, llegó la tragedia: “KD” se echó la mano a la parte baja de su pierna derecha, la que lo había tenido alejado de las pistas durante un mes por una dolencia en la pantorrilla, y se marchó cabizbajo y furioso a los vestuarios, abandonando el estadio visiblemente preocupado tras el descanso.
“No puedo mentir, siento un dolor profundo en mi alma pero ver a mis hermanos conseguir esta victoria ha sido como beber un trago de tequila, me dio vida”, publicó más tarde en su cuenta de Instagram.
Lejos de venirse abajo, Golden State elevó sus prestaciones. Su sustituto, DeMarcus Cousins, aprovechó la oportunidad con nueve tantos y cinco capturas en seis minutos y los visitantes llegaron a gozar de una renta de 11 unidades, yéndose a los vestuarios seis arriba (62-56).
Curry dominaba con 23 y Gasol respondía con 15 pero los Warriors machacaban a sus rivales desde el triple, con 11/21 desde esa distancia por el 2/12 de Toronto.
Los de Oakland intentaron sentenciar el choque en el tercer periodo, como es habitual en ellos, y llegaron a estirar su ventaja hasta los 12 puntos. Pero los Raptors siempre vuelven. Lo han hecho durante toda la serie.
Lo hicieron durante todos los Playoffs luego de ir por detrás en las eliminatorias ante los Milwaukee Bucks y los Philadelphia 76ers.
La horquilla seguía continuamente entre las cinco y las 10 unidades hasta que Kawhi Leonard gritó presente. O lo susurró, a su estilo discreto y sereno.
Con 95-93 en contra, se inventó dos triples consecutivos y una penetración marca de la casa para poner a los suyos seis arriba (103-97) a falta de tres minutos. En un abrir y cerrar de ojos. Cuando más lo necesitaban volvió a aparecer.
Sin embargo, quedaban 180 segundos eternos. Klay anotó dos triples y Curry otro y, de repente, Golden State lideraba de nuevo la batalla 106-103.
Lowry puso a los suyos a uno, Cousins cometió una falta con 15,7 segundos por delante y el armador local, casi sin espacio, erró el lanzamiento más importante de su carrera para dotar de vida a los Warriors.
Fuente: AFP